[Educación Inclusiva] El acoso escolar a personas ciegas
Iván Novegil C.
ivan.novegil.cancelas en gmail.com
Lun Jun 12 23:23:07 CEST 2017
Madre mía, menuda movida… Yo en su momento lo leí en el blog, bastante más resumido.
A veces uno se considera con una suerte de cojones, Y supongo que con razón. Y sí, ese tweet fue algo así como " a la gente cuando la pones delante de un asistente de configuración se vuelve loca ", Creo que era ese.
A mí en segundo me tocó ser testigo. No entiendo como me tocó serlo, es decir, como cometieron la ligereza de incluirme en ese grupo, porque sabían de sobra que no los apoyaría, pero el caso es que ocurrió. Se pusieron a tramar la creación desde el grupo principal de clase, en segundo, del que estaba excluida esta chica. Hicieron un grupo con ella, y para que os hagáis una idea la cosa se resumió en " para moverte es necesario usar unos arpones y la logística de la ballenera de Massó". ¿Qué pasó? Nada. Cuando la madre se enteró, fue al colegio y estos amenazaron a los acosadores (y sobre todo acosadores) con parte, pero en la práctica no llego a nada. Ahora solo tengo la conversación de WhatsApp… Si alguien quiere cotillear, aún está por aquí, Que nunca se sabe cuando te tocará testificar. ¿Qué tiene que ver? Nada, que esa cosa igual, pero no tenía discapacidad, Solo se burlaban de ella por su aspecto físico.
Saludos
El 12 jun 2017, a las 22:49, SALVA DOMÉNECH MIGUEL <sdomenechmiguel en gmail.com> escribió:
¡Hola!
A comparación de esto, lo que tuve que sufrir yo es nada. Mentira:
nunca es “nada”. Siempre tiene importancia.
Creo que más de uno sabrá ya lo que hubo en mi caso porque en su día
lo publiqué en el blog (luego lo borré por cosas que no vienen al
caso).
Yo pasé toda mi educación (desde 3º de infantil hasta 1º de bach) en
un colegio concertado y este año me cambié a otro para hacer 2º. En
aquel colegio en principio desde infantil hasta algo así como 5º o 6º
tuve un grupo bastante formado (con las peleas típicas del momento,
idas y venidas del mismo a los 5 minutos, enfados temporales y eso).
No recuerdo si en 4º o en 6º de primaria vinieron 2 repetidores pero
yo no tuve problemas con ninguno de ellos aunque de aquellas también
se pensaba en muchas ocasiones que repetidor=conflictivo.
En 5º y sobre todo en 6º fueron haciéndome el vacío sin más. Fue muy
curioso porque en realidad agresiones en sí no había (por suerte). En
1º de ESO creo recordar que el tema siguió igual (la verdad es que
aquí me vienen lagunas igual que las que tú comentabas, el cerebro
supongo que elimina cosas feas pero curiosamente mantiene
traumáticas). Lo feo vino en 2º.
A partir de 2º creo que fue como el punto 0 para la... ¿Caída libre?
ya no era solo vacío al que quieras que no a malas te acostumbras (1
día estás con uno, otro día con otro y los 3 restantes con nadie),
sino bullying. Empezaron con las típicas "bromas", como las llaman
profesores y gente que trata de animarte diciéndote que eso no es así,
que son bromas de críos y excusas de quien no quiere ver la realidad:
pintarme la ropa, los brazos, los cables, desenchufarme cables,
cogerme el bastón para jugar con él sin avisar, lanzarme tizas...
Estoy seguro de que hay más cosas pero creo que con esto sobra y
además a priori no recuerdo muchas más. A partir de la mitad del curso
la cosa fue a más. Nunca he sido muy amigo de los vestuarios de las
clases de educación física, ya que en ellos nunca nadie se sabe
decidir bien entre si debe haber un profesor controlando lo que pasa o
no debe hacerlo porque vulnera la privacidad y demás de los alumnos.
Yo digo que en aquel momento era necesario. De hacerme esas típicas
miniputadas añadidas a alguna también típica colleja y demás que ya
comentaba Jose se añadía el cogerme en brazos (quien me conozca sabe
que aunque de estatura media tirando a alta soy delgado), sentarme
sobre ellos y hacer como que me follaban por detrás, o ponerme en el
suelo en posición fetal y pasarme la respectiva polla del acosador por
la nuca. Yo siempre estuve acojonado porque se atrevieran a mear. Por
suerte nunca ocurrió. Poco a poco quello me fue encerrando en mi
propio mundo. no tenía aquí a nadie a quien contarlo y la gente la
tenía lejos (súmese a esto la evolución natural de una persona en ese
momento) y tampoco sabía bien como abordarlo con la profesora de E.F
ni con ningún otro profesor.
No recuerdo qué ocurrió un día que una profesora echó la bronca a uno
de estos chicos (los típicos que si no repiten en ese curso repiten el
que viene y que de todas formas tienen brazos como 2 o 3 de los míos)
y un grupo le dijimos que les había dicho lo que nosotros llevábamos
pensando durante todo el curso. Acabé contándole todo lo que ocurrió.
Lo que más me sorprendió fue que sí, todos los que se quedaron conmigo
hablándole a la profesora presenciaron todo, pero nadie me animó a
contar nada, ni siquiera a comentarlo con ellos. Seguía siendo mucho
más sencillo alejarse en los recreos, dejarme solo y correr cuando
veían que me acercaba o no incluirme en ningún grupo en trabajos
grupales.
Acabé contando todo esto creo que fue a la jefa de estudios y la única
consecuencia fue dejarlos sin una semana deportiva que había a final
de curso (wow).
Aquel verano lo pasé tranquilo pero justo uno de los días nada más
despertar vi un grupo de WhatsApp en el que además de estos había un
huevo de números, desconocidos por cierto, llamado "Salva es un hijo
de puta" en el que me habían metido. Pasivo e inocente de mí me salí y
lo borré sin más. Si me hubiera pillado ahora hubiera podido denunciar
con una captura de pantalla pero en aquel momento solo quise que me
dejaran en paz aunque fui consecuente de lo que eso me aportaba y de
algo de lo que no había sido consciente hasta el momento: tenía
presencia en Internet. usaba bastante Twitter y aquello podía ser un
arma de doble filo ya que podía fomentar el cyberbullying. Creo
recordar que tuve con candadito la cuenta un par de años y no quiero
saber qué hubiera pasado de no ser así.
En este año mi mayor miedo por las mañanas, empezando por no tener
ganas de ir a clase, era el "qué me harán hoy".
A partir de 3º, el vacío fue aún más grande. Me sentía cada vez más
apartado del grupo, sentía que se alejaban más de mí y además tenía
también a los que castigaron el año anterior clamando venganza. Si
bien es cierto que estaban suavitos quedaba resquemor y cada vez que
podían me lo recordaban"oye, fuiste un cabrón y nos dejaste sin
olimpiadas" y frases similares. No recuerdo nada destacable aunque sí
recuerdo una reunión en el despacho de la directora a saber por qué. A
esto se le añadió un personaje, que no tenía otro nombre más que
personaje, homófobo, xenófobo y todos los ófobos que podamos añadirle
¿Ciegófobo? Porque sí, también lo era. Vamos, el típico cuñao llevado
a su máxima expresión hecho persona. Durante todo el curso se dedicó a
estar conmigo pero a la vez huir algunas ocasiones y demás. No
recuerdo mucho más de 3º que el vacío, a este personaje y la... sed de
venganza de los del año anterior.
En 4º en principio la cosa pintó bien, ya que me junté con un grupo de
chicos con los que me empecé a llevar muy bien ya que más o menos
compartíamos gustos y demás. Pero era solo aparente: cuando pensaba
que todo iba bien lentamente veía como se alejaban y otra vez. Hubo un
viaje de fin de curso (unos días en Madrid y otros en Barcelona).
Viendo la longitud fui al más corto, por ir, por tener la experiencia,
y fui al de Madrid que eran solo 2 días, una noche. Sorprendentemente
este grupo se portó muy bien conmigo durante el viaje pero se mantuvo
distante lo que quedó de curso.
De este curso sí me gustaría contar otro episodio de cyberchantaje:
ese curso coincidió que implementaron ipads en algunos cursos (no el
mío). El primer día, para configurarlos, había un wifi abierto al que
me conecté y puse algo en Twitter. Al rato, un chaval que durante mi
infancia fue mi mejor amigo estuvo toqueteando mi PC. Lo dije a la
tutora de manera que él se llevó una bronca. Más tarde me amenazó por
WhatsApp con que tenía capturas de pantalla de eso y que no lo
volviera hacer porque sino aunque borrara los tweets el director iba
asaber que él tenía más motivo del que quejarse que yo.
Por cierto: en la graduación tuvieron que llevarme mis padres con el
grupo con el que estuve con el que estuve durante parte de esa noche
de milagro tartando de que no me rehuyeran.
En 1º de Bachiller ya fue el vacío máximo: me ignoraban completamente
me vieran donde me vieran, me hablaban lo justo, no contaban conmigo
para ningún trabajo en grupo ni realmente para nada (ni cenas de
grupo). Recuerdo una excursión en la que casi me perdí porque el chico
con el que iba se iba alejando de mí. Fueron 3 paradas: una en la real
academia valenciana, donde fui con él; otra en el centro de Valencia,
donde fui con él porque una profesora viendo que preguntaba por él me
llevó hasta él y la tercera fue la comida en un centro comercial.
Aunque había quedado con él en que comería con él y su grupo, tuvieron
que llevarme hasta ellos. El resoplido y el "joder" al unísono que oí
cuando fuia sentarme en esa mesa fueron el detonante para cambiarme,
definitivamente.
El cyberbullying también estuvo presente: en ocasiones aleatorias,
había gente que se repasaba mis últimos tweets para venir a buscarme
con ellos o sin más los comentaban tratando de picarme. Ya no digo
nada cuando se supo mi blog y mi post sobre esto fue rulando por todo
el colegio.
En mi nuevo colegio durante estos 9 meses por parte tanto del
profesorado como del equipo de orientación recibí una atención
insuperable desde el 1º momento. He estado integrado con todo el grupo
desde el principio. En todo momento me sentí uno más: trabajos en
grupo, alguna quedada y el viaje de fin de curso. Supongo que es una
muestra de cómo debería haber sido nuestra adolescencia todos los que
hemos pasado por esto.
El problema ya no es tanto lo que te ocurra y cómo, en mayor o menor
medida puedas solucionarlo; sino como te va forjando esto una
personalidad: más fría, más desconfiada, más callada y cómo te va
marginando tanto la situación que sufres como tu forma de aislarte de
ella hasta el punto en el que eres un mueble más de la clase, no un
compañero. Es muy cruel que niños deban sufrir eso y que no se
encuentren en una zona de confort idónea que les ayude a contarlo.
Queráis que no, quienes hemos sufrido esto por períodos de qué se yo,
¿más de 2 años, más de 3? cambiamos, no somos los mismos. Yo, igual
que Jose, perdí mi adolescencia.
Disculpad la parrafada. Aún con ella, estoy seguro de haberme dejado
cosas. Y ánimo a todos aquellos que querais contarlo. Es el primer
paso y la primera vez que lo haces te sientes desahogado
(experiencia). La putada de esto es que necesitas que una serie de
cosas funcionen: tener gente cercana en la que puedas confiar y tener
un profesorado que no lo vea como gilipolleces sino que quiera
integrarse. Ojalá esto con todas las plataformas contra el bullying y
tal vaya mejorando progresivamente. Porque no, en mi caso el
profesorado, salvo la profesora de 2º, no ayudó una mierda.
Ahora: ¿consecuencias futuras? En mi caso, y Yaque que está en esta
lista y creo que es de todos sus miembros quien más me conoce puede
certificarlo, tengo como un tick, no sé como llamarlo, que me hace
sentirme observado, perseguido y juzgado allá donde vaya. Es como si
esperara que de la nada todos aquellos compañeros que dejé atrás
sintiera que aparecerán. que por desgracia sí lo hacen y sin saludar.
Ah, otra cosa, y ya paro: callar no es la solución. Relegarlo a un
rincón recóndito tampoco. Al final sale la mierda y es mucho peor para
tí. Cuéntalo, nada más puedas, nada más te sientas segur en . Pero
cuéntalo. Callarlo no te hace olvidarlo, solo vivir con la espinita.
Un saludo
El 12/6/17, José Manuel Delicado Alcolea <jmdaweb en gmail.com> escribió:
> Hola a todos, queridos miembros de educación inclusiva.
> Antes de nada, os aviso: en el asunto pone personas ciegas, no personas con
> discapacidad. En este sentido, de otras discapacidades no entiendo, y de
> otras historias tampoco, sólo de la mía.
> Hoy me gustaría tocar un tema que influye directamente en la calidad de
> nuestra educación: el acoso escolar. Es un tema bastante espinoso del que
> nadie se atreve a hablar, bien sea por miedo, por vergüenza o porque ha
> tenido la suerte de no vivirlo. Sin embargo, ahora se está poniendo de moda
> con todo esto de los protocolos, las medidas que no funcionan, los suicidios
> que han provocado que se haga todo lo anterior, etc. Porque sí, tenemos que
> llegar a hablar de suicidios y palizas grabadas y subidas a las redes para
> que se empiecen a tomar medidas contra el acoso.
> El acoso escolar es más frecuente de lo que parece, y más en nuestro
> colectivo. Con frecuencia, con mucha frecuencia, se confunde con "cosas de
> críos" o "bromas".
> Escribo este hilo porque me gustaría que compartiéseis vuestra experiencia,
> si la tenéis. Hacedlo sin miedo, contarlo es el primer paso. Me gustaría
> también que diéseis vuestra opinión al respecto, tanto si habéis sufrido
> acoso como si no. Por supuesto, las soluciones a los problemas también son
> bienvenidas. ¿Os ayudaron? ¿Conseguísteis resolverlo por vosotros mismos?
> ¿Habéis tenido una infancia normal y corriente y pensáis que estoy loco y
> este hilo no tiene sentido?
> Como quiero predicar con el ejemplo, os voy a contar mi historia.
>
> Mi época oscura comenzó a finales del 99, teniendo yo 8 años, y 8 años duró.
> Mis padres me habían cambiado a un colegio concertado, donde la calidad de
> la educación era más alta y había disciplina y orden, cosas que faltaban en
> el público donde había comenzado a hacer primaria. He de decir que aunque
> con los años ha ido descendiendo, la calidad educativa fue buena. Sin
> embargo, la relación con los compañeros no tanto.
> Durante los primeros 3 años la cosa no fue mal. Tenía amigos con los que me
> llevaba bien, compañeros con los que no, y podría decirse que disfrutaba de
> la infancia como la mayoría. Tenía mis peleas, eso sí, y un carácter
> peculiar que me trajo más de un disgusto. Sin embargo, todo se torció al
> llegar a 6º de primaria.
> Ya en 5º tenía disputas con bastantes de mis compañeros, y me metí en una
> espiral descendente que culminó con la llegada de un par de repetidores en
> 6º. Los repetidores, si llegaban tan pronto, estaban muy mal vistos. Ser
> repetidor en aquella época significaba que, aparte de sacar malas notas,
> eres conflictivo. Y efectivamente, estos lo eran. Sin embargo, y a pesar de
> que me daban miedo, dejé a un lado esos prejuicios e intenté relacionarme
> con ellos. Por supuesto, la cosa no fue nada bien. Primero comenzaron siendo
> pequeñas burlas. Me daban collejas, leves tirones del pelo, o simplemente me
> tocaban sin mi consentimiento los brazos o la cara, para después retirar la
> mano rápidamente y reírse. Como imaginaréis, cuando yo iba a responder ya no
> estaban allí. El resto de mis compañeros, al ver lo divertido que era, se
> fueron sumando con el paso de los días.
> Pensad en la sensación. Es humillante, ¿no? A mí me resultaba así. Se
> aprovechaban de mi discapacidad visual, no estábamos en igualdad de
> condiciones. Eso hacía que me cabreara y me defendiera de una forma un tanto
> agresiva, lo que llamaba la atención de los profesores. Según decían, la
> culpa era mía. Por lo visto yo era muy agresivo, y ellos sólo "me gastaban
> bromas" a las que "no me acostumbraba". ¿Cuándo dejan de ser bromas para
> convertirse en acoso?
> La respuesta a esta pregunta no tardó mucho en llegar, ese mismo año. Una
> mañana, salí al recreo con un amigo con el que hablaba frecuentemente. Me
> dijo: "Jose, te tengo que llevar a un sitio, y lo siento mucho, porque si no
> te llevo voy a cobrar yo". Me llevó a una zona apartada del patio, donde
> comenzaron a lloverme patadas y collejas por todos lados. No eran dañinas
> físicamente, pero por suerte los profesores intervinieron esta vez a mi
> favor, aunque quedó como un hecho aislado.
> Los días pasaban, y los problemas seguían. Tirones de pelo, la mochila me
> desaparecía misteriosamente, y yo me iba volviendo cada vez más agresivo,
> tras pedir ayuda una y otra vez mientras los profesores me ignoraban. Pero
> bueno, cuando llegué a 1º de la ESO, dejaron de hacerlo! Menos mal, ¿no?
> Pues no.
> Un buen día, tras una multitudinaria pelea, una de las profesoras me dijo
> que por cada lío en el que me metiera suspendería un examen. Lió a mis
> padres para que firmaran unos papeles que lo autorizaban, haciéndoles creer
> que eso era bueno para mí. Y claro, a estas alturas sería normal
> preguntarse: ¿qué hacías todavía en el concertado? Pues nada, que
> seguramente el mundo público sería peor, que cómo me iban a sacar de ahí.
> La medida no se hizo esperar: poco tiempo después saqué un 9 en un examen de
> lengua, que se convirtió por arte de magia en un 4. Mis compañeros, por su
> parte, habían decidido innovar: ahora me golpeaban la cabeza contra la pared
> más cercana (cuando estaba cerca de una), me pintaban las manos con
> bolígrafos y lápices, y me pinchaban con portaminas, de esos ultrafinos. La
> sensación es muy parecida a la de la aguja de un análisis de sangre. ¿Y qué
> hacía yo? Poner buena cara, sonreír siempre y... aceptar los hechos como
> normales. Exactamente lo que jamás se debe hacer. Con los años, mi nivel de
> expresión oral fue descendiendo (y los que me hayáis conocido en aquella
> época lo sabréis o ataréis cabos), pero mis notas se mantenían altas.
> Supongo que por eso nunca saltaron las alarmas.
> Allá por 3º de la ESO, los profesores intentaron remediar la situación a su
> manera: "Si os metéis con él, os pongo un parte". Consecuencias: "Mira Jose,
> pasamos de ti, que nos van a poner un parte".
> En 4º de la ESO terminó el acoso, mis compañeros estaban madurando por fin.
> Como yo me había quedado hecho un desastre, al acoso le siguió el vacío. Me
> daba exactamente igual estar rodeado de compañeros, estaba siempre solo.
> La historia tiene final feliz, y lagunas; cientos de miles de lagunas. De
> aquellos años recuerdo poco, dicen que el cerebro tiene mecanismos de
> defensa que se encargan de eso. Tuve más problemas, más heridas y más
> exámenes suspensos a la fuerza. Cuando acabé la secundaria en el 2007 fui a
> hacer bachillerato a un instituto público, donde me convertí en uno más de
> la clase, y uno más de un numeroso grupo de amigos. Desde entonces no he
> vuelto a tener problemas, y cada vez que los he visto acercarse los he
> resuelto de la forma más pacífica y diplomática posible.
> Y esto, amigos, es a grandes rasgos un resumen de algo que jamás debería
> volver a repetirse en ningún colegio o instituto, con ningún ciego o
> vidente. Lo he pasado fatal mientras abría el baúl de los recuerdos para
> contaros esta historia, porque no es plato de buen gusto. ¿Y secuelas?
> ¿Quedan secuelas? Físicas, por suerte, no. Psicológicas... sí, pero no me
> meteré a contar cuáles. Hace ya 10 años que acabó aquello y no creo que
> tengan cura. Simplemente os diré que a veces aún tengo pesadillas.
> En la tele nunca vemos este tipo de acoso, al que he decidido llamar acoso
> por desgaste. Sólo vemos los extremos.
>
> Ahora es vuestro turno. Os toca hablar, y me gustaría que lo hagáis igual
> que lo he hecho yo.
> Un saludo.
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SALVA DOMÉNECH MIGUEL
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